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Que es el Ginseng

ES EL ANTIDOTO NATURAL CONTRA EL ESTRÉS. PERO, EL GINSENG NO ES DESCUBRIMIENTO RECIENTE SINO QUE HACE MILES DE AÑOS YA SE RECURRÍA A EL PARA PONER CUERPO Y MENTE EN ARMONÍA.

En bosques inaccesibles de cier­tas regiones asiáticas, en zonas específicas que pertenecían a la Unión Soviética y en otras, del continente sudamericano crece la planta de ginseng, aún en la penum­bra y bajo rigurosas temperaturas. Hoy por hoy, es la más buscada por los farmacólogos y expertos de labo­ratorios. Una sola razón los anima a emprender tan difícil empresa: el ginseng aparece, a fines de milenio, como una sustancia activa que actúa mejorando la resistencia del organis­mo a situaciones de estrés, quizás co­mo ninguna otra.

En realidad, entre sus múltiples apli­caciones y beneficios se encuentra, también, su administración a pa­cientes en pleno estado de convalescencia o de decaimiento físico y psí­quico; aumenta de manera sorpren­dente la capacidad que posee el or­ganismo para adaptarse a situaciones adversas, debido a estimulaciones es­pecíficas, restauradoras, revitalizadoras y potenciadoras. Conclusión: la dosis de ginseng tie­ne un insoslayable efecto antifatiga.


Que es el Ginseng y de donde sale


El ginseng es una hierba perenne del género Panax. El tér­mino Panax deriva del griego y significa sencillamente, "cura todo".


Largo es el recorrido que va del cultivo a la industrializa­ción de las propiedades de esta raíz, que desde hace más de dos milenios es valorada por la medicina oriental como una materia prima imprescindible para reconstituir la salud del cuerpo.


Ciertos historiadores afirman que fueron mercaderes moros los primeros que llevaron las raíces a Europa, alrede­dor del año 1000 antes de Cristo, aunque otros aseguran que Marco Polo, encantado por las propiedades curativas de la hierba, fue quien realmente lo introdujo en Europa.


De todos modos, lo que prácticamente se había confirmado hace ya tanto tiempo, se fue disipando entre las som­bras. Y no fue sino hasta 1960 en que comienza su fu­ror, por así decirlo. Casi cuarenta años después de su reincorporación a los más respetados estudios científi­cos, su demanda internacional es fuerte, sostenida y en contundente ascenso.

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