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Problemas de la adolescencia en los varones

En nuestra cultura, el varón adolescente enfrenta un choque social muy significativo. Las pautas de exigencia para un hijo de sexo masculino llevan a un estímulo sexual precoz ("hacerlo hombre"). La imagen de masculinidad se confunde con la de "machismo", según la cual se desprecian el silencio, la introspección, la sensibilidad, la afectividad, la falta de agresiones físicas y verbales, y aun se desprecia a las mujeres.



La exacerbación del sentido del "honor" y del orgullo empuja al adolescente varón
a una huida hacia adelante ("va al frente") y su fracaso es tomado como un signo de homosexualidad, latente o manifiesta.


Como solucionar los problemas de la adolescencia en los varones


La respuesta de algunos chicos a este molde es la adaptación, y lo perpetúan en las conductas para con sus propios hijos, pero hay que señalar las dificultades propias del adolescente como un escollo difícil de superar a través de la exigencia familiar.

Los riesgos son la frustración, la depresión, las fantasías de homosexualidad, la inhibición social y hasta los actos antisociales o las autoagresiones. No hay más que señalar la costumbre de la iniciación sexual en un prostíbulo, que aparece como núcleo traumático, en el tratamiento psicoanalítico de muchos varones adultos. La comparación que el adolescente hace entre él mismo y sus padres es el primer puntal de su identidad.


Su despertar sexual lo avergüenza de conductas previas; el mutismo y el encierro en su habitación son habituales. Comienza a comprender las características de la relación entre sus padres y las resignifica (¿Cómo?, ¿mis viejos hacen "eso"?) como un observador crítico de la pareja parental. Busca al padre y tiende al flujo y reflujo en la relación con su madre. Sus hermanos sufren las consecuencias: atracción y rechazo por las hermanas, competencia y celos hacia los varones.

Los amigos tienen un número variable, pero en principio son del mismo sexo, con un amigo "íntimo" El aprendizaje está centrado en los usos y ritos sociales y la escolaridad es desdeñada (lo que me enseñan no sirve para nada"). Existe una fascinación por su propio cuerpo y por el placer que puede obtener y la masturbación es un lugar casi imprescindible.


La ecuación: sexualidad masculina igual penetración igual agresión igual violencia produce actitudes caricaturescas, parte de un necesario juego escénico de asunción de roles (hablar a los gritos, atropellar, gusto por la música ruidosa, vestimenta desaliñada o agresiva).


La mujer es vista como un ser extraño, peligroso y fascinante. El enamoramiento ofrece diversas posibilidades, desde un platónico romance en silencio a un franco deseo sexual por mujeres mayores ("síndrome de Mrs. Robinson").

La actitud de "gallo de riña" se torna sumisa en el contacto con el sexo opuesto. Las fantasías homosexuales son comunes, frente al fracaso o las dificultades para "hacer pareja". La inserción en el sistema socioeconómico está al servicio de su autoimagen. La vestimenta como rito social es muy valorizada.

Vivir en la ciudad

Resultados preliminares de un estudio epidemiológico realizado por la Fundación Mexicana para el Estudio y Divulgación de la Alergia, ponen de manifiesto que las enfermedades alérgicas tienen una prevalencia de ca­si el 60 por ciento en la poblacion de la ciudad de México —estudios de otros países muestran índices parecidos, lo que sugiere que esto puede ser padecimiento común en las grandes ciudades del mundo. El Dr. Gerardo López, investigador principal del estudio, notificó que la in­cidencia de estos padecimientos (59.4% de la población) los ubica como un serio problema de salud social. El pro­blema es todavía más serio si tomamos en cuenta que el 76 por ciento de los afectados son niños menores de cin­co años.

Los problemas de vivir en la ciudad


Los síntomas presenta­dos con mayor frecuencia involucran al aparato res­piratorio: estornudos, co­mezón en la nariz, falta de aire con el ejercicio, nariz ta­pada y tos frecuente durante el día y la noche.


En el caso de afec­tación a la mucosa ocular, los sínto­mas pueden ser: aparición de lagaña blanca, comezón, irritación y lagrimeo. Por último, los posibles signos en la piel son manchas oscuras, ronchas, comezón y resequedad.

Las enfermedades alérgicas tienen orígenes multifactoriales, siendo el principal de ellos "genético-hereditario", mismo que guarda una relación directa con el medio ambiente en el que crecemos. Los factores que pue­den detonar o acrecentar la enfermedad incluyen: convivencia con mas­cotas y objetos de peluche, tabaquismo, deficiencia en la lactancia mater­na, contacto con plantas y flores, lugares húmedos, el polvo y salitre en las paredes, y la contaminación (característica de las grandes ciudades). Si en tu familia hay antecedentes de este tipo de enfermedades o presen­tas algunos de los síntomas anteriores, acude al médico; él podrá reco­mendarte un tratamiento adecuado para contrarrestarla.

Que hacer si su hijo le miente

Las mentiras adolescentes no son algo que existen en abstracto. Si su hijo miente:



Mire detrás de la mentira:

Un joven puede mentir para encubrir algo que es incorrecto o que él cree que estimarán como incorrecto. De cualquier modo, la mentira es una parte compleja de una conducta anterior. Todavía no sabe que las mentiras probablemente crean más problemas para él a largo plazo que si dijera directamente la verdad.


Tenga paciencia:

En general, las mentiras no son difíciles de detectar. Tarde o temprano se ponen en evidencia. En el momento en que se revelan, trate de no centrarse tanto en el hecho de la mentira misma como en el motivo por el cual el chico hizo lo que hizo y por qué mintió.



Vea las señales:

Ayuda mucho considerar la mentira de un adolescente como una señal de que otra cosa está sucediendo. No ignore la señal, una mentira también indica que hay otra cosa a la que prestar atención.

Que debe hacer un padre si su hijo le miente

Dialogue con su hijo:

Explore cuanto le sea posible. Trate de averiguar qué piensa realmente. No sermonee ni planteee una dura situación de confrontación. Escuche lo que su hijo está intentando decirle. Muy a menudo el adolescente puede hablarle en forma indirecta e inconexa. Puede significar un esfuerzo descifrar el mensaje.

No castigue:

El castigo más común es una sanción o el retiro de alguna clase de privilegio. Una amenaza de castigo es el modo más seguro de alentar a su hijo a mentir todo el tiempo. Si él sabe que usted es crítico y que lo juzga duramente, le dirá lo menos posible. Su tarea es ganarse su confianza.


Examine sus propios valores:

La adolescencia es un período de experimentación. Un joven sano, en algún momento, se probará en áreas que usted puede no aprobar del todo. Aunque no lo crea, su hijo adolescente lo conoce mejor de lo que usted piensa. Y sabe qué cosas aprueba y cuáles no. Tal vez deba preguntarse si no debiera establecer-nuevas reglas con las que ambos puedan convivir.


Las mentiras no son un crimen:

Es importante recordar que el adolescente que miente no es un criminal. La mentira es simplemente una indicación de que él no ha encontrado el modo de desempeñarse bien en un aspecto de su vida. Precisamente porque es joven y falto de experiencia, adopta una actitud que le parece la salida más sencilla. Aún debe aprender que lo "más fácil" suele ser lo más arduo. La tarea de los padres es ayudarlo a comprender que la mentira no es delito pero que hay mejores modos de obtener lo que deseamos.